domingo, 21 de junio de 2020

Guerreros (2002)






No voy a entrar en debates necios ni en discutir si los guerreros parecen niñatos de Al salir de clase y si lo bélico es inexistente. No es un film bélico y ese fue el error: Se vendió como la primera cinta española bélica, cuando ya existían muchas antes, y totalmente de guerra, quizás debieron decir que hacía años que en el cine español no se veían escenas bélicas. Les puede parecer ésto exagerado, pero para mí ésto es cine de arte y ensayo con presupuesto, y para mí hasta ésta, lo fue todo el cine de Calparsoro. Como un Jose Antonio De La Loma, un Eloy de la Iglesia, un Jordi Grau:  ese guerrillero que hace cine de género rentable de serie B con gotas de cinema verité y estética de cine de autor. En lo que rodó el director entre los 90 y primeros dosmil quedó clara la  influencia del cine quinqui, Tarantino o Guy Ritchie, la estética videoclip, con esa conjunción especial entre la fotografía y la música, el notable montaje y escenas de acción rodadas con pulso. Calparsoro casi siempre la pifia un poco con la dirección de actores, donde algunos están muy bien, descompensados con otros que van pasados de vueltas o están sosos. O todo en uno, actores que están muy bien y en otras escenas parece que vayan fumaos o encocaos. Inyecta esa dosis de realismo o improvisación que a veces puede afectar a las interpretaciones. Desde Salto al vacío le pasaba. Y son errores que yo no tengo en cuenta porque en el cine español suele ser así desde los 90, y porque no hay una de Calparsoro que no me haya gustado. Bueno sí, Pasajes y Ausentes.


Vayamos a la peli en cuestión. Los actores, pues sí es cierto que los principales son jóvenes promesas salidas de Tv  y que parecen niñatos poligoneros. ¿ Pues sí, y qué? La intención del film es esa: Unos chicos vacilones  de barrio que saben poco de la vida, de los monstruos en los que acabarán convirtiendóse. Leí reseñas por ahí donde también hablaban de lo mal que están todos ellos. Eloy Azorín, Carla Pérez, Rubén Ochandiano y Jordi Vilches están muy bien, yo diría que algunos de ellos mejor que nunca. Sobre todo Azorín, que es como la Najwa de Salto al vacío en masculino y soldado, y que volvió a brillar años después en su reencuentro con Calparsoro, la serie Apaches. Debería decirles también a los que se quejan que en Guerreros no salen guerreros, que en Apaches tampoco salen apaches. Volviendo a lo que íbamos, Eduardo Noriega está regular. Muy bien en algunos momentos, adecuado con la estética de su personaje, en otros parece que vaya despistado. Pasaba en Asfalto con Gustavo Salmerón, Juan Diego Botto o Alfredo Villa, y no los ví nunca tan molones. No pasaba con Najwa Nimri, musa del director de esa época y perfecta en todos lo que rodaron juntos. En ésta firma la música, muy buena. como siempre. Roger Casamajor está regular, soso y en la escena donde escupe algo de la boca, ridículo, Lástima, me gustó en Salvajes, de ese mismo año. El resto de actores cumple sus funciones.



El guión junto a Juan Cavestany, si es cierto que por momentos es caótico y parece no saber muy bien dónde ir, y la parte final decepciona un poco. Pero teniendo en cuenta que no es un film bélico aun teniendo la estética, más bien un drama en contra de la guerra con escenas de acción muy vistosas y rodado en el Valle de Arán, se puede perdonar. ¿Y porqué no llamarlo bélico? Es un digno film bélico español. Si a Senderos de gloria de Kubrick se le considera bélica cuando la mayoría del film es sobre un juicio ¿Porqué no a ésta? Con escenas que parecen de un film de horror, como la del campo de minas, la  de los prisioneros o la de la fosa, donde vemos a nuestros soldados salir de ella blancos de cal, torpes y rodeados de cadáveres, como si fueran zombies. A algunos le parecerá mala, para mí es extraña, eso sí, pero fascinante.  Y el film diría es lo más emocionante que ha rodado el director junto a Apaches o Asfalto. Y de las mejores a pesar de las imperfecciones. O quizás sea yo que veo oro cuando es mierda.

lunes, 21 de mayo de 2018

The cured/ Cargo (2017)




El moderno cine de terror indie nos está dando en los últimos años gato por liebre. A veces nos dejamos llevar por la propuesta y acaba resultando una grata experiencia. A veces puede pasar lo peor,  lo de los zombies como anzuelo para otra pretenciosidad , una tapadera que es un alegato a un tema de actualidad política como la adopción de refugiados o el IRA y que en lugar de ver una de terror acabemos ante un drama social con algún susto puntual, pero sin ritmo y sin gracia. Eso es lo que tenemos con la irlandesa The Cured. La idea es buena, una cura para que el infectado caníbal vuelva como humano, con los  terribles efectos secundarios de recordar todo lo que hizo cuando era un monstruo. Pero el desarrollo es lento y cansino, la fotografía fea y Ellen Page ya no tiene la gracia ni frescura de Hard Candy o Juno. Una hora y pico con los conflictos entre dos infectados, con aroma a telefilm de sobremesa, y unos veinte minutos finales mucho más dignos donde explota la acción que no consiguen evitar añorar a sus vecinas 28 días después o Melanie, modelos en los que debería haberse inspirado. Con semejante infraestructura y lo que se nos acaba sirviendo finalmente, lo único que consigue es decepcionar, pues hasta la sangre brilla por su ausencia.


De Australia nos llega Cargo, y ésto ya es otro cantar. Ben Howling y Yolanda Ramke  hacen largo su corto homónimo de 2013 de la mano de Netfix, y aunque estemos ante un survival dramático con infectados de fondo, aquí hay mucha más chicha. Con un gran Martin Freeman( Sherlock, El Hobbit) como el padre infectado en un mundo infectado que tiene que encontrar a alguien que se haga cargo de su bebé antes de convertirse en zombie y unos paisajes australianos excelentemente fotografiados, estamos ante una de las mejores propuestas del subgénero reciente. No es fácil dilatar un corto que funciona y hacer de ello algo más grande, y ésta lo consigue, con alguna arritmia, sobre todo en la parte central, y alguna deuda con The walking dead, recuerda también a la notable duología inglesa The dead(2010/13), con esos bellos escenarios naturales contrastados con la fatalidad de sus protagonistas, con un buen maquillaje también para los infectados, algo de la que también carece la anterior.

miércoles, 16 de mayo de 2018


Precioso el cartel de Cannes de éste año, que en su 71ª edición rinde homenaje a Pierrot el loco (1965) y al mítico beso entre Belmondo y Karina.

Revenge (2017)

Otra francesa de género, y también indie como la anterior, de la que hay que hablar porque es una notable bomba visual y sensorial. Coralie Fargeat firma un rape and revenge más feminista, artie y atractivo de lo que se suele esperar del subgénero y excelentemente filmado, montado, musicado y fotografiado. La directora maneja influencias que van desde Peckinpah, Winding Refn, Harmony Korine o Tarantino, su cinefilia y su díptico Kill Bill con la que comparte la traición del amante que acabará en venganza, sin olvidar los Grindhouses y exploits setenteros iniciados por I Spit on your grave o Thriller: A cruel picture. No escatima en violencia gore o acción trepidante si lo requiere. La protagonista y ángel de venganza Matilda Anna Ingrid Lutz está perfecta y su belleza contrasta con esa fotografía fronteriza y pop. Uno de los mejores indies del año.







Hostile (2017)

Xavier Gens, buen director francés curtido en el horror y fantástico -Frontiere(s), The divide, The crucifixion- , produce Hostile, una indie que a nadie dejará indiferente. Muchos se sentirán estafados por esperar un terror postapocalíptico que no lo es del todo, por desaprovechar un inicio estupendo y que acabe tomando otros senderos, en este caso el del drama romántico y destructivo, otros que se dejen llevar por la historia pueden encontrarse ante una emocionante parábola sobre ese sentimiento de culpa y síndrome de abstinencia transformado en monstruos. Una fábula estupendamente fotografiada y bien interpretada por los enamorados que cuenta con nuestro Javier Botet (niña Medeiros de Rec) como el sanguinario depredador que acecha a la protagonista. Algo así como Mad Max+Las colinas tienen ojos(2006)+ The Descent + Blue Valentine ( x 2). Mathieu Turi se revela un realizador a tener en cuenta en un futuro, al menos por brindarnos otro drama romántico a los amantes del horror, como hace unos años lo fue la superior y lovecraftiana Spring (2014)










miércoles, 14 de febrero de 2018

La liga de la justicia

Poner a parir un film maldito ya desde su rodaje es muy fácil, más cuando averiguas desde sus primeros minutos que esto poco tiene que ver con El hombre de acero o Batman Vs Superman, ni con Zack Snyder. El director de Amanecer de los muertos o 300 se vió obligado a abandonar la película, casi acabada, por la trágica muerte de su hija y Warner cedió las riendas como guionista y director de escenas adicionales a Joss Weddon, responsable del éxito de la franquicia de la competencia de DC, Marvel, y la saga Los Vengadores. Lo que queda finalmente es una borrachera tanto visual como de FX, alguno muy logrado, otro más propio de Batman y Robin, a la que se le acerca peligrosamente por momentos o Power Rangers. Es como un perro mil leches debido a a la estética tan opuesta de ambos directores, y algo que choca mucho es ese humor no muy logrado  y buenrollismo, más propio de Los vengadores, cuando las anteriores eran mucho más trágicas, oscuras y trascendentales, más propias del atormentado Batman, resultando finalmente un artefacto muy esquizofrénico. Esta nueva nunca se toma en serio y parece que su objetivo es simplemente entretener, resultando finalmente un sorprendente espectáculo non stop de acción, mucho más ligero que las anteriores, más kitsch y más chirriante en todo, pero estimulante si uno se deja llevar por su sentido de la aventura , aunque el villano y su ejército tengan cero carisma y resulten ridículos infográficamente hablando. Ben Affleck, que también tuvo una crisis de alcoholismo durante el rodaje, está a la altura de la cutrez con un maquillaje y colorete digital que le borra cualquier expresión, y esa crítica de los haters al bigote borrado de Henry Cavill, Superman resucitado, que estaba rodando a la vez la última de Misión Imposible, les diré que no se aprecia, debido supongo al montaje adrenalínico y trepidante. Lo peor: Su abuso desmesurado de efectos digitales y de cromas verdes, resultando por momentos más propio del trailer de algún videojuego. Lo mejor: Sorprende que con tantas adversidades e infortunios haya salido finalmente un producto tan entretenido como olvidable.


lunes, 8 de enero de 2018

Day of the dead: Bloodline

La trilogía zombie de George A. Romero, tristemente fallecido el año pasado, debería ser intocable, excepto si no es para parir otra obra maestra como es Amanecer de los muertos(2004) de Zack Snyder.Pero curiosamente, supongo por esos derechos que descuidó en su día el padre de los zombies, ya existen tres films que remakean o utilizan el título de su clásico, la infravalorada obra maestra El día de los muertos (1985). En España cuatro: Un direct to dvd, El Día de los Muertos (2005) - All Souls Day,de título homónimo, ambientado en México con santería  y Danny Trejo de villano que nada tenía que ver con aquel salvo que salen zombies, El día de los muertos: contagium (2005), una vergonzosa y vomitiva serie Z directa a vídeo que daba vergüenza ajena y que nunca debió existir, aunque solo cogía prestado el título, Day of the dead(2008), de Steve Minner que pillando solo ciertos aspectos del clásico del 85, ya era otro cantar y como mínimo resultaba entretenido. Y esta versión, Day of the dead: Bloodline (2018) diez años después de aquella, y también enmarcada en la serie B directa a plataformas digitales, es trepidante , eficaz dentro de sus limitaciones y violenta, pero está a años luz de parecerse en algo a la original, de haber heredado alguna de las grandezas que la hicieron única. Con un arranque espectacular, eso sí, era mucho más loable el terrorífico inicio de aquella con las hojas de periódicos volando, muertos deambulando y hasta un cocodrilo, con el ritmo necesario y sonido aterrador. Aquí se opta por zombies maratonianos o con el baile de sambito, error, como la anterior versión, ignora la crítica social sello de Romero y lo hace todo más facilón. Toma como base el planteamiento del original e intenta ofrecer algo diferente: aquel zombie inteligente interpretado con mímica maestra por Howard Sherman es ahora un sobreactuado aunque divertido Jonathon Schaech The wonders (1996) que en vida fue un enfermizo acosador obsesionado con la protagonista y acaba siendo una especie de Frankenstein Joker. El resto de reparto son malos actores guapos, limpios, de aspecto impecable sin gracia alguna, nada que ver con el solvente reparto de la antigua, que llevó a su actriz, Lori Cardille a ganar un premio en el Festival de Sitges o el dictador capitán Rhodes (Joseph Pilato) que gritaba en una inolvidable escena: “Así reventeis” y representaba un enemigo mucho peor que los propios muertos vivientes . Incluso el final ambiguo, quizás desesperanzador, es aquí más complaciente y aquellos efectos de maquillaje excelentes e impactantes del sanguinario Tom Savini son ahora peores y con CGI. Lo dicho: si te olvidas por hora y cuarenta del original te resultará entretenido, sangriento,  trepidante, lejos de la maestría y horror claustrofóbico del original , y más cercano a títulos actuales nada desdeñables pero que se olvidan pronto como Generación Z (2015).
Dirigida por  el mallorquín Héctor Hernández Vicens, director de la española El cadáver de Anna Fritz (2015).










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martes, 21 de marzo de 2017

Resident Evil: Final chapter

Sin ser nada del otro jueves, esta sexta entrega y supuesto capítulo final ¿Lo tomamos en serio? supone un entretenimiento mayúsculo después del estancamiento donde se encontraba la reiterativa saga, que dejaba de lado una historia cada vez más confusa y relegaba todo a una indigesta borrachera de FX CGI  y lo peor: con menos minutos de gloria para los zombies, cada vez menos zombies. En esta, por suerte, no hay tiempo de echarles de menos: con una mayor dosis de violencia y sangre (tampoco para hacerse ilusiones) y un ritmo trepidante, todo un megamix de grandes éxitos recientes como "Mad Max Fury road", "The walking dead" o "Guerra mundial Z", que fracasa cuando quiere explicarnos más de La Colmena o el Proyecto Umbrella  y en algún maquillaje o actuación, pero es una gozosa  fiesta siempre que Alice va a hacer trabajos de campo. La mejor secuela gracias a Paul Wes Anderson, realizador de la primera y cuarta que pone el broche final, es más energética que las anteriores,  y más sorprendente en su guión, un corta-pega nada original pero que funciona a base de acción y aventuras (horror poco) non-stop.

viernes, 23 de septiembre de 2016

31 (2016)


31 (2016) no es lo mejor de Rob Zombie. Será probablemente disfrutable para un seguidor de las Grindhouse y desde luego mejor acabado que la mayoría de slashers actuales: no ya que pueblen los cines, que eso está cada vez a más años luz, si no lo que podemos encontrar en Internet o plataformas digitales. Estamos quizás ante el film más sádico y sangriento del rockero, y desde el principio es trepidante, pero uno esperaba algo más grandioso ya desde sus primeros avances de rodaje con esas ilustraciones tan de Creepy o Eerie. Y es que peca de un guión poco elaborado y nada original, todo deja un regusto a deja vú, la idea es casi calcada a las secuelas de The purge, solo que con payasos psicópatas y freaks, sin olvidar la sombra que le acecha de La matanza de Texas con la estética de la primera y el tono desquiciado de su secuela, ambas de Tobe  Hooper  y aquí más palpable que nunca la influencia o los diálogos cada vez más Tarantino. No es lo que se esperaba de ella pero su estilo se respira a cada plano, y hay que destacar  su habilidad para casar tan acertadamente canciones de rock melódico con momentos angustiosos o de tensión, en este caso los clásicos California Dreaming o el Dream On en una escena cumbre. Marca de la casa también su buen sentido estético hippie o su humor negro. Logra extraer lo mejor de todo su reparto, destacando a Richard Brake, que aquí es una especie de Joker matarife y sanguinario o el veterano Malcolm McDowell, como un marqués de Sade personalizado, casi tan perverso como en La naranja mecánica o Calígula. Papel también para una gloria del porno como Ginger Lynn. Le falta la originalidad y brillantez de Los renegados del diablo, una road movie con psicópatas o el terror satánico de Lords of Salem ¿Porqué 31? Porque sucede en Halloween.







sábado, 11 de abril de 2015

The burning dead


El reclamo de  actores en las carátulas , que luego no salen más de cinco minutos en la peli a pesar de ser lo que ocupa gran parte del cartel no es algo nuevo. Pero últimamente está pasando bastante con dos en particular: Bruce Willis y Danny Trejo. Este último es el anzuelo principal de "The burning dead": El planteamiento es ya de por sí disparatado y ni a la productora Asylum se le ocurriría: Un volcán que bajo una maldición india expulsa zombies ardientes. La dirección es inexistente: Los zombies chamuscados mal maquillados y que parecen estar actuando en un cumpleaños barato o tripas que los figurantes intentan morder y despedazar y no lo consiguen porque son demasiado duras, por no hablar de los actores ¿? que no podrían hacerlo peor aposta y esos efectos digitales tan chapuceros. Todo recuerda a ese cine que hacía Bruno Mattei pero sin el encanto mediterraneo de aquella época. Una pérdida de tiempo, y Machete apenas sale, ni el cuchillo.

sábado, 27 de septiembre de 2014

La cueva

La cueva (2014) pasó por el Festival de Sitges de 2012 y llamó la atención de la productora Morena Films, que ofreció a su director, Alfredo Montero, hacer un segundo montaje con nuevas escenas. De esta manera, se conservaron 40 minutos del film original y el resto de metraje se rodó de nuevo. El resultado , un found footage donde unos mochileros treinteañeros quedan atrapados en una cueva de Formentera, consigue transmitir esa angustia, claustrofobia y asfixia al espectador. El problema es que hemos visto Rec, The descent, Cube o Buried y La cueva no es tan buena como ninguna de ellas. Tiene situaciones inverosímiles y alguna actuación demasiado chirriante que no casa con la autenticidad que su director quiere transmitir pero sí consigue durante casi todo el metraje. A destacar a Marta Castellote, que sí imprime esa naturalidad  y realismo necesario a su personaje. Siendo un film irregular y resultando monótono en algún momento, el mérito de este horror español realista y subjetivo , realizado con pocos medios, cumple con su objetivo: Hacerlo pasar muy mal al espectador que sufrirá tanto como los protagonistas. Si tiene ansiedad o algo parecido no la vea. Por cierto, ya se planea un remake USA.

miércoles, 24 de septiembre de 2014

La mitad de Oscar

Jaime Rosales ha hecho mucho daño al cine español. Su cine intimista, austero y pausado ha sido un modelo a seguir para quien no dispone de mucho presupuesto o quiere profundizar en los sentimientos de sus personajes. La mitad de Oscar (2010) ha sido una película que tenía guardada durante años y no era capaz de ver. Era contemplar fotos de ella en revistas de cine y me echaba atrás. Pero llega el día que te apetece ver un cine más profundo y te lanzas de cabeza. Uno de los motivos para ello fue Verónica Echegui, la actriz que despuntó con la Juani de Bigas Luna y no ha cosechado los frutos que merece, como tanto actores con talento de nuestro cine. También me animaron los premios en festivales y su director, Manuel Martín Cuenca, responsable de dos obras tan interesantes y controvertidas como La flaqueza del Bolchevique o Caníbal, que en esta película no hace si no provocar el bostezo con una realización dilatada y aburrida. Silencios, paseos, miradas y angustias de un vigilante de seguridad con su  abuelo terminal ingresado y la visita de la hermana que viene de París después de una huida de dos años. Rodrigo Sáenz de Heredia, el desconocido protagonista, lleva el peso de la película, pero resulta soso e inexpresivo. Quizás era la intención para contaminar más al film de esa tristeza y soledad que atormentan a Oscar: su  otra mitad es un amor imposible y prohibido. Lo único que da un poco de vida  a este depresivo film es Verónica Echegui y ese cameo en el taxi del gran Antonio de la Torre, que quizás habría sido una elección más adecuada para el personaje principal.


miércoles, 2 de octubre de 2013

Zombie Hunter

Arrowstorm Entertainment es otra productora más de serie B tirando a Z. No todo es Asylum. Son los responsables de, por poner un ejemplo, Osombie (2012) – sí, la de Osama Bin Laden y sus yihadistas zombificados- o Orc Wars (2013). Tienen mucha guasa, y solo por eso, se les intenta perdonar todo. Cuando hace unos meses vi el trailer de esta Zombie Hunter, la verdad me llevé una alegría. Post Apocalipsis al estilo Mad Max incluyendo la chupa de cuero, el polvo y el buga, estética Grindhouse  y sobre todo Danny Trejo con un hacha decapitando caminantes al más puro estilo Machete. Y es que su director, productor, y guionista, Kevin King, parece querer ser un Robert Rodriguez de videoclub, y no lo disimula nada, copiando mucho de la estética y efectos Instagram de Machete o Planet Terror, salvando las distancias, claro está. Aquí hay una obsesión graciosa por teñir la sangre de texturas rosas y violetas y la fotografía entre kitch y psicodélica, todo estéticamente muy vistoso y chillón, pero que no salva una cinta demasido frívola que apenas tiene guión y pierde ritmo cuando no ocurre nada. Por lo demás, tiene sus momentos de demencia absoluta y todo el batiburrillo de subgéneros e influencias resulta divertido: Rodriguez, Fulci, La matanza de Texas, John Waters, Russ Meyer, Troma, videojuegos –por tener, tenemos hasta un monstruo gigantesco en plan  Némesis de Resident Evil-, siendo todo puro cine de barrio. Eso sí, ya está bien con la manía por poner a Trejo de reclamo de films donde hace poco más que cameos ( Rise of the zombies, Ghostquake…).

domingo, 29 de septiembre de 2013

Paranormal Asylum: The Revenge of Typhoid Mary



Otra más de asilos encantados. La última fue Greystone Park/ The asylum tapes (2012), la fallida cinta de Sean Stone, hijo del célebre director de JFK o Asesinos natos. El desconocido Nimrod Zalmanowitz dirige, o más bien perpetra este bodrio capaz de aburrir a las piedras, con el cansino planteamiento de idiotas insoportables que graban en lugares encantados. Pero tranquilos, los momentos de found footage son contados, la mayoría está filmado de manera convencional, y aunque en un principio pueda parecer que la cosa es mejor de lo que parece  por una digna fotografía y alguna escena de interés, como los fantasmas en la vía del tren,  pronto nos daremos cuenta de lo equivocados que estábamos. Basado en un supuesto hecho real, esta historia de fantasmas y posesiones llega a dar risa. Y es que hay una línea muy delgada entre dar miedo y resultar ridículo -que se lo digan si no a la productora Asylum con sus producciones paranormales- y el director consigue lo segundo, gracias a unas interpretaciones de juzgado de guardia y unos efectos y sonidos estruendosos muy salchicheros. Eso, cuando no aburre, que es durante casi todo el metraje. Y para acabar, una pregunta… ¿Por qué la cámara graba a la poseída con los movimientos y distorsiones propios de un fantasma? Quizás yo no he entendido la peli, puede ser, ni ganas, ya he perdido hora y media en esta bazofia.

sábado, 21 de septiembre de 2013

Guerra mundial Z


Los zombies de Brad Pitt corren que se las pelan. Saltan, se organizan como insectos pareciendo enjambres, bandadas  o marabuntas. Los andantes-o corredores en este caso- son más inteligentes, crean su propio ejército y saben que en la unión está la fuerza. Forman torres con sus cuerpos para saltar muros, llegar a helicópteros en marcha… El cine de zombies ha cambiado con este megaespectáculo. Los zombies o infectados han llegado al cine mainstream, pese a quien le pese, sobre todo a la crítica más ortodoxa, y World War Z, sin parecerse en nada a la novela de culto de Max Brooks, y pese a sus defectos, es disfrutable cien por cien. Han suavizado la violencia y el mal rollo, dando paso a la acción pura y el cine de aventuras con suspense, nada que objetar. A uno siempre le encanta ver zombies mordiendo cuellos y devorando tripas, pero también es grato ver millones y millones organizándose como insectos, o ver a una estrella de Hollywood machacándolos, con una acción que es constante y un ritmo trepidante, y el caos y tensión se mantiene en todo momento. Cierto que la parte final donde descubren cierto aspecto de los infectados que se les había pasado tira a pelín ridículo, y que podría haber sido el peliculón que casi es si no hubieran cambiado el final amargo o una batalla en Rusia, o los personajes eliminados de Mathew Fox o Ed Harris. Marc Foster, director de Monster Ball o Quantum of solace, parece fijarse en The Walking Dead y Amanecer de los muertos, pero claro está, sin las carnicerías de estas, aunque sobre todo se inspira en Contagio, la peli viral de Steven Soderbergh. La cosa no le ha salido nada mal y esperamos con alegría una secuela. Pero esperamos también casquería.

Elysium

Elysium (2013) de Neil Blompkamp, es ciencia ficción social. Estamos en un futuro distópico al que cada vez más nos acercamos, esa división de clases, los pobres y los ricos, los primeros viviendo en chabolas en un vertedero desierto, los ricos en una estación espacial llamada Elysiym  donde se tiene cualquier lujo posible pero se percibe mucha soledad. Donde existe la sanidad, y donde te curan cualquier enfermedad o te reconstruyen la cara si alguien te la ha volado de un disparo a quemarropa. Matt Damon, un pobre currante explotado, necesita subir a Elysium para quitarse esa radiactividad que está acabando con él contraída en la fábrica donde trabaja, y para ello se las verá y deseará, sobre todo por un mercenario que trabaja para la corporación e impedirá que el héroe consiga llegar a su destino. El cine de Blompkamps es cine social, aquí critica la lucha de clases, la sanidad, la explotación del pobre, los sin papeles que llegan en pateras o cruzan fronteras…, pero lo hace desde el cine espectáculo, desde la acción pura, y por suerte no profundiza demasiado en esos aspectos, pues estamos ante todo en una peli de acción- ciencia ficción palomitera , superficial si quieren, pero ante una impecable peli de verano entretenidísima, con ecos de Cuando el destino nos alcance, el ciberpunk, Mad Max, Terminator y como no al anterior film de Blompkamp, Distrito 9, pero sobre todo, su director tiene la mente pensando constantemente en Paul Verhoeven y todas sus distopías de ficción. La dirección es notable, cámara rápida en la acción, aspecto sucio en las chabolas, esquisito en Elysium, violencia descontrolada que no hace ascos al gore y un reparto donde sobresalen un Matt Damon cambiando de registro o Sartlo Copley, actor fetiche del director, el villano de la función, asesino del gobierno totalmente demente y fuera de control. La historia se pierde algo en su parte central, con persecuciones y enfrentamientos demasiado largos, y el final se vuelve demasiado amable, pero estamos ante una de las mejores pelis del año.

viernes, 17 de mayo de 2013

Aftershock


Salvando las distancias, que son muchas, con Lo imposible, el reconocido y premiado film de J.A. Bayona con el que solo logro encontrar dos similitudes –son del mismo año y las dos están enmarcadas en el cine de catástrofes o mejor dicho, desgracias de la naturaleza-, Afteshock tiene todo lo que un freak echó de menos en el film de Bayona, por otro lado una buena película gracias al indiscutible talento del director catalán, pero lastrada por una historia que no estaba a la altura de lo visual, que derivaba peligrosamente a telefilm lacrimógeno y de buenas intenciones. Todo lo contrario a la película de Eli Roth y Nicolás López, más provocativa, imprevisible, dinámica y cruel. Primera colaboración del tándem terrible- la segunda está rodándose ahora, una esperadísima vuelta al cine italiano de caníbales, Green Inferno- , Aftershock es ante todo un enérgico y excitante film que no da respiro al espectador, y que acertadamente mezcla varios géneros (comedia, catástrofe, terror, gore, thriller macabro) emocionando, divirtiendo y alterando. Un carrusel de emociones de espíritu festivo nocturno, retorcido, violento y entretenidísimo. Con una estructura muy similar a “Hostel”, comienza como una comedia de turistas en Chile buscando fiesta- en este caso recuerda mucho a “Resacón en las Vegas”- para cambiar de tono en su segunda mitad y dar paso al brutal horror de unos terremotos, la fuga de unos convictos asesinos violadores o más sorpresas para los desafortunados protagonistas. Con un agradecido y simpático papel principal de Eli Roth y una hábil y salvaje dirección de Nicolás López, hasta ahora director de comedias comiqueras como Promedio rojo o Santos, merece urgentemente ser estrenado ya en territorio español. Inexplicable cameo de Selena Gómez incluido.


martes, 30 de abril de 2013

The lords of Salem


Rob Zombie ha generado una polémica bestial con su nuevo film. Ha sido amado y odiado a partes iguales por los festivales que ha pasado, y no va a dejar indiferente a nadie. The lords of Salem es tan imperfecta como fascinante. A mí, personalmente me ha encantado, y al mismo tiempo decepcionado. Quizás la culpa no hay que echarla del todo a Rob, si no a su productor, el temible para algunos Oren Peli, artífice de la saga Paranormal activity y productor de Atrapados en Chernobil, Insidious o The bay, que nos hace sospechar que ha descartado mucho metraje y no ha dado riendo suelta al director. ¿Donde diablos está si no la publicitada presencia de viejas glorias del género como Udo Kier, Richard Lynch, Clint Howard, Billy Drago, Sid Haig o Michael Berryman? A estos dos últimos se les ve fugazmente, más que en un cameo, como figurantes. También hay escenas retorcidas que no acaban de ser lo gore que uno esperaba.

 
 A pesar de todo es mucho más malsana que cualquier producción de Peli. Esto es cine de horror, sí, pero de autor, y un paso adelante gigantesco del cineasta. Plagada de imágenes oníricas que recuerdan al David Lynch más metafísico y al Stanley Kubrick de El resplandor, e incluso de Eyes wide shut, de una estética retro setentera y un clima malsano, el film del director de La casa de los 1000 cadáveres es de todo menos complaciente, preocupándose sobre todo por lo estético y la atmósfera, que bebe del gótico italiano, del Roman Polanski de La semilla del diablo, Tobe Hopper y John Carpenter. Con una cuidada puesta en escena, y una excelente banda sonora, ofrece más de un sobresalto e imágenes bastante perturbadoras, sobre todo las que ocurren más allá de la puerta número cinco, la que va directa al infierno, y donde unos sacerdotes demoníacos se masturban con sus falos rojos o Sheri Moon cabalga al macho cabrío como si un toro mecánico de feria se tratara. Zombie abandona la violencia visceral de sus obras anteriores con una narración de ritmo sosegado y estética elegante, pero perturbadora. Y sobre  las críticas negativas  a Sheri Moon Zombie, protagonista absoluta y musa y pareja del realizador, decir que en absoluto me ha parecido un error de casting. Se agradece también la presencia de los veteranos Ken Foree, Dee Wallace y sobre todo, una terrorífica e impresionante Meg Foster bordándolo como la bruja líder. Tiene sus altibajos de ritmo después de una excelente primera parte, a causa de un guión que no acaba de despegar del todo, pero si uno se deja llevar podrá casi oler el infierno. Porque pese a todo, es quizás la mejor película satánica de la última década. Esperamos en un futuro, eso sí, un Director´s Cut donde podamos disfrutar plenamente del universo infernal de Rob Zombie.