Sin ser nada del otro jueves, esta sexta entrega y supuesto capítulo final ¿Lo tomamos en serio? supone un entretenimiento mayúsculo después del estancamiento donde se encontraba la reiterativa saga, que dejaba de lado una historia cada vez más confusa y relegaba todo a una indigesta borrachera de FX CGI y lo peor: con menos minutos de gloria para los zombies, cada vez menos zombies. En esta, por suerte, no hay tiempo de echarles de menos: con una mayor dosis de violencia y sangre (tampoco para hacerse ilusiones) y un ritmo trepidante, todo un megamix de grandes éxitos recientes como "Mad Max Fury road", "The walking dead" o "Guerra mundial Z", que fracasa cuando quiere explicarnos más de La Colmena o el Proyecto Umbrella y en algún maquillaje o actuación, pero es una gozosa fiesta siempre que Alice va a hacer trabajos de campo. La mejor secuela gracias a Paul Wes Anderson, realizador de la primera y cuarta que pone el broche final, es más energética que las anteriores, y más sorprendente en su guión, un corta-pega nada original pero que funciona a base de acción y aventuras (horror poco) non-stop.
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