martes, 30 de abril de 2013

The lords of Salem


Rob Zombie ha generado una polémica bestial con su nuevo film. Ha sido amado y odiado a partes iguales por los festivales que ha pasado, y no va a dejar indiferente a nadie. The lords of Salem es tan imperfecta como fascinante. A mí, personalmente me ha encantado, y al mismo tiempo decepcionado. Quizás la culpa no hay que echarla del todo a Rob, si no a su productor, el temible para algunos Oren Peli, artífice de la saga Paranormal activity y productor de Atrapados en Chernobil, Insidious o The bay, que nos hace sospechar que ha descartado mucho metraje y no ha dado riendo suelta al director. ¿Donde diablos está si no la publicitada presencia de viejas glorias del género como Udo Kier, Richard Lynch, Clint Howard, Billy Drago, Sid Haig o Michael Berryman? A estos dos últimos se les ve fugazmente, más que en un cameo, como figurantes. También hay escenas retorcidas que no acaban de ser lo gore que uno esperaba.

 
 A pesar de todo es mucho más malsana que cualquier producción de Peli. Esto es cine de horror, sí, pero de autor, y un paso adelante gigantesco del cineasta. Plagada de imágenes oníricas que recuerdan al David Lynch más metafísico y al Stanley Kubrick de El resplandor, e incluso de Eyes wide shut, de una estética retro setentera y un clima malsano, el film del director de La casa de los 1000 cadáveres es de todo menos complaciente, preocupándose sobre todo por lo estético y la atmósfera, que bebe del gótico italiano, del Roman Polanski de La semilla del diablo, Tobe Hopper y John Carpenter. Con una cuidada puesta en escena, y una excelente banda sonora, ofrece más de un sobresalto e imágenes bastante perturbadoras, sobre todo las que ocurren más allá de la puerta número cinco, la que va directa al infierno, y donde unos sacerdotes demoníacos se masturban con sus falos rojos o Sheri Moon cabalga al macho cabrío como si un toro mecánico de feria se tratara. Zombie abandona la violencia visceral de sus obras anteriores con una narración de ritmo sosegado y estética elegante, pero perturbadora. Y sobre  las críticas negativas  a Sheri Moon Zombie, protagonista absoluta y musa y pareja del realizador, decir que en absoluto me ha parecido un error de casting. Se agradece también la presencia de los veteranos Ken Foree, Dee Wallace y sobre todo, una terrorífica e impresionante Meg Foster bordándolo como la bruja líder. Tiene sus altibajos de ritmo después de una excelente primera parte, a causa de un guión que no acaba de despegar del todo, pero si uno se deja llevar podrá casi oler el infierno. Porque pese a todo, es quizás la mejor película satánica de la última década. Esperamos en un futuro, eso sí, un Director´s Cut donde podamos disfrutar plenamente del universo infernal de Rob Zombie.




No hay comentarios: