lunes, 8 de enero de 2018

Day of the dead: Bloodline

La trilogía zombie de George A. Romero, tristemente fallecido el año pasado, debería ser intocable, excepto si no es para parir otra obra maestra como es Amanecer de los muertos(2004) de Zack Snyder.Pero curiosamente, supongo por esos derechos que descuidó en su día el padre de los zombies, ya existen tres films que remakean o utilizan el título de su clásico, la infravalorada obra maestra El día de los muertos (1985). En España cuatro: Un direct to dvd, El Día de los Muertos (2005) - All Souls Day,de título homónimo, ambientado en México con santería  y Danny Trejo de villano que nada tenía que ver con aquel salvo que salen zombies, El día de los muertos: contagium (2005), una vergonzosa y vomitiva serie Z directa a vídeo que daba vergüenza ajena y que nunca debió existir, aunque solo cogía prestado el título, Day of the dead(2008), de Steve Minner que pillando solo ciertos aspectos del clásico del 85, ya era otro cantar y como mínimo resultaba entretenido. Y esta versión, Day of the dead: Bloodline (2018) diez años después de aquella, y también enmarcada en la serie B directa a plataformas digitales, es trepidante , eficaz dentro de sus limitaciones y violenta, pero está a años luz de parecerse en algo a la original, de haber heredado alguna de las grandezas que la hicieron única. Con un arranque espectacular, eso sí, era mucho más loable el terrorífico inicio de aquella con las hojas de periódicos volando, muertos deambulando y hasta un cocodrilo, con el ritmo necesario y sonido aterrador. Aquí se opta por zombies maratonianos o con el baile de sambito, error, como la anterior versión, ignora la crítica social sello de Romero y lo hace todo más facilón. Toma como base el planteamiento del original e intenta ofrecer algo diferente: aquel zombie inteligente interpretado con mímica maestra por Howard Sherman es ahora un sobreactuado aunque divertido Jonathon Schaech The wonders (1996) que en vida fue un enfermizo acosador obsesionado con la protagonista y acaba siendo una especie de Frankenstein Joker. El resto de reparto son malos actores guapos, limpios, de aspecto impecable sin gracia alguna, nada que ver con el solvente reparto de la antigua, que llevó a su actriz, Lori Cardille a ganar un premio en el Festival de Sitges o el dictador capitán Rhodes (Joseph Pilato) que gritaba en una inolvidable escena: “Así reventeis” y representaba un enemigo mucho peor que los propios muertos vivientes . Incluso el final ambiguo, quizás desesperanzador, es aquí más complaciente y aquellos efectos de maquillaje excelentes e impactantes del sanguinario Tom Savini son ahora peores y con CGI. Lo dicho: si te olvidas por hora y cuarenta del original te resultará entretenido, sangriento,  trepidante, lejos de la maestría y horror claustrofóbico del original , y más cercano a títulos actuales nada desdeñables pero que se olvidan pronto como Generación Z (2015).
Dirigida por  el mallorquín Héctor Hernández Vicens, director de la española El cadáver de Anna Fritz (2015).










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