
Uno de los aciertos de Paco Plaza en
Rec 3 es reinventar la saga, pasar página y comenzar desde el principio, alejándose totalmente de las reglas de las dos primeras, pero sin traicionar el espíritu. Así, se aleja del espacio cerrado donde se desarrollaban los sucesos de
Rec y
Rec 2, el famoso edifico del eixample barcelonés, y opta por dar campo libre a sus personajes. Otro de sus logros es alejarse de la estética
found footage o cámara al hombro, que utiliza solo para su primer tercio del film, una quedada ya que comienza con el típico menú Dvd de bodas, y pasamos a unas grabaciones de cámara en mano temblorosas, descuidadas y con mal sonido, todo idéntico a cualquier grabación casera de cualquier familiar nuestro que hayamos disfrutado o padecido en algún momento de nuestra vida. Aquí el efecto realista, de
cinema verité –al que hace referencia uno de los grandes personajes del film – está logrado al cien por cien y logra hacer de nosotros uno más de los asistentes a la boda de Koldo y Clara. El film da un giro de ciento ochenta grados y tras una brillante selección musical de hits del pop español con
Gavilán o Paloma, Los Ronaldos o M-Clan y el primer ataque zombi, pasamos una realización más convencional y cinematográfica, y a una orgía de sangre, risas, desmembramientos, sobresaltos y la escena que debería pasar ya a los anales del cine de género: Leticia Dolera, la novia, armada con una motosierra, enfrentándose a una horda de zombies, con el mítico tema de Tino Casal
Eloise de fondo. Ver eso en un cine no tiene precio. Paco Plaza y Luis Berdejo, su guionista, cuidan y miman cada detalle del film, desde sus personajes, icónicos muchos de ellos desde Atún, Canon, John Esponja, hasta la pareja de recién casados: Una Leticia Dolera brillante y entregada que parece un legado de la heroínas Uma Thurman de
Kill Bill de Tarantino y la Rose Mc Gowan de
Planet Terror de Robert Rodríguez, y un Diego Martín que se convierte en un Bruce Campbell de la trilogía de
Evil Dead-atención al guiño de
El ejército de las tinieblas-, sin olvidar algunos detalles de guión, como el excelente gag del abuelo con sordera o el reflejo de la niña Medeiros en los espejos, mezclado todo con la comedia costumbrista cañí propia de Berlanga, Azcona o Marco Ferreri, y con guiños y referencias que van desde el Lamberto Bava de la saga
Demons, Lucio Fulci, Antonio Margueritti, el Peter Jackson de
Braindead, el Robert Rodríguez más loco y el Sam Raimi más divertido. Un potente e irresistible espectáculo, trepidante de principio a fin, emocionante y entretenidísimo, el episodio más cómico, divertido y gamberro de la saga, imprevisible de principio a fin. Un tren de la bruja que nunca quieres que pare. Una obra maestra del cine español y un regalo para todos los nostálgicos y amantes del cine de serie B de los 80, con una brillante fotografía, unos FX impresionantes y atención, una Mireia Ros recuperada y aterradora. Mucho mejor que la segunda parte, por otro lado también grande. Tiene un precedente:
Ada, wedding of zombies, peli turca, que sí era found footage en todo su metraje, y también sucedía en la celebración de una boda, con infectados, aunque aquella era simpática pero irregular debido a un presupuesto bajo y poco aprovechado y unos actores demasiado sobreactuados.
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