lunes, 12 de marzo de 2012

Terror caníbal


Eurocinè, productora francesa que cuenta con joyas trash como la bastarda “El lago de los muertos vivientes” (1980) -¿de Jesús Franco o Jean Rollin?-, produjo una de las pocas películas españolas de caníbales, aprovechando el boom del exitazo de la mítica “Holocausto caníbal” (1980), rodada un año antes: Terror caníbal. Julio Pérez Tabernero, especialista poco después de cine (S), con éxitos tan exquisitos como “Con las bragas en la mano” o “Bragas calientes”, dirigió este exploit en un límite de tiempo récord y sin moverse de España, ya que a pesar que los sucesos ocurren en el Amazonas, todo está rodado en Benidorm, dando muy bien el pego. Lo que no cuela de ninguna manera son los caníbales, quizás los más falsos del cine: quinquis y gitanos locales, algunos con mostacho, otros con patillacas a lo Curro Jiménez y algunos hasta rubiales con ojos claros. Si nos fijamos bien en sus comilonas, vemos a algunos riéndose, a otros haciendo ascos a los higadillos y tripas que tienen que hacer ver que mastican, y sorprendentemente no vemos ni a una hembra entre la tribu-ya sabemos que la etnia gitana es muy pudorosa con mostrar a su mujer con poca ropa ante el público-. Las escenas gore y de amputaciones son muy cutres-hay una escena, curiosamente la que van a abrir en canal al líder e los secuestradores, el último en morir, donde si ustedes son capaces de pausar el momento indicado verán que su torso es un cerdo metido en unos jeans, además ya rajado antes que le den el machetazo. Con un Antonio Mayans que parece un clon violador de Junior o Camilo Sesto, y un desnudo femenino, tenemos todos los ingredientes suficientes para echar unas risas con mucha cerveza. Una de caníbales lolailos, que de lo mala y ridícula que por momentos llega a ser, resulta divertida, pero que hace de las posteriores “Comidos vivos” o “Caníbal Feroz” obras maestras del séptimo arte.

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