
Por Santi Martí
¿Eres tú John Wayne o lo soy yo? ¿Alguien recuerda esa genial pregunta en La Chaqueta metálica, la obra magistral de Stanley Kubrick? De un imberbe Mathew Modine al sargento instructor de los marines, R. Lee Ermey. Es como preguntar : ¿Eres tú América o lo soy yo? Clint Eastwood se aplica a responder tan peliaguda pregunta en Gran Torino y consigue una obra maestra en el camino.
Tiendo al maximalismo y la hipérbole en mi forma de ver las cosas pero igual que en mi textos sobre The Wrestler ,les ruego se fijen en un par o tres de detalles para tener el cuadro correcto. Parto de la base que Harry el sucio y toda su imaginería es una puesta al día de los westerns de John Ford, Howard Hawks y el icono de John Wayne. A Don Siegel y Eastwood les salió de fábula y Harry fue el perfecto vaquero para la tumultuosa década de los setenta en su país y el resto del mundo. Pero han pasado tres décadas y todos -Ford, Hawks, Siegel- han muerto. Todos muertos excepto Eastwood, un auténtico old school en un mundo contemporáneo asquerosamente políticamente correcto donde no encaja ni de coña a no ser que se salte una generación -la de Vietnam, sus hijos- y conecte directamente con la de sus nietos -los que han aupado a Obama al poder-. ¿Por qué ser un veterano de Corea si no?
Actualiza el arquetipo John Wayne/Dirty Harry y le pone punto final con un sacrificio redentor que responde sinceramente a esa jodidísima pregunta de Mathew Modine y Stanley Kubrick: Yo soy John Wayne y no tú, puto niñato , aunque el gran Stanley ya lo sabía y para él era solo una pregunta retórica, una lección para los niños. Eastwood la reformula y consigue las mejores risas y las mas sentidas lágrimas. Véanla, es lo más lejano al discurso común y al aburrimiento. No es una hipérbole.

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