
Puede que Martyrs sea el film europeo más retorcido y oscuro del siglo XXI, su director, Pascal Laugier, ha conseguido con esta salvajada no sólo remover estómagos, si no crear una negatividad y un mal royo incuestionable. Si en la pasada edición del Festival de Sitges la sorpresa e impacto vino de la maravillosa y también francesa “ A L´Interieur” (2007), esta vez la crudeza acaba superada por esta historia que comienza como un sangriento y violento film de venganza, trepidante desde su arrebatador y excelente comienzo, y en su segunda parte ( no tan conseguida, aunque sí más repulsiva) en una cruda, lenta y explicita sesión de torturas a cada cual más salvaje e injusta que quizás se alarga y recrea demasiado en esos últimos 40 minutos a ratos monótonos, pero eso sí, no aptos para los admiradores de “Sonrisas y lágrimas”. Con este film enfermizo que seguramente generará polémica y algún que otro vómito, se confirma que el terror galo más extremo está en plena forma. Nuestros estómagos quizás no tanto. * * */5

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