En este país, dado que durante muchos años hemos estado condicionados por una eterna posguerra donde la escasez alimenticia se contrarrestaba con descaro, desfachatez y pillería, abundaban, tal y como la lógica lo exige, los pillos, los listillos de tres al cuarto y los pedigüeños de pacotilla. De un tiempo para acá, cuando la situación económica del país se ha normalizado y el hombre a pie no tiene que luchar con tanta braveza para ganarse las garrofas, los estereotipos de individuo han ido mutando. De entre estas nuevas generaciones, posiblemente el más sugerente a la vez que llamativo sea el chulo. Su diversidad es incalculable, pues popularmente se dice que hay un chulo en cada barrio. Aun así, recientes estudios fidedignos los ubican en cada hogar. De entre toda esta aglomeración es labor mía destacar a los más significativos, extendidos y popularizados. El primero de todos es EL CHULETA DE CERDO: es fácil reconocerlo pues apenas se lava y su vestimenta es estilo albañil, o sea camiseta blanca de tirantes, con manchas de sudor y palillo en la boca. Además, se rige al compás de los piropos malsonantes del estilo, oye gachí estas tan wena que te comería la regla a cucharás; el segundo en discordia es el CHULOPUTAS, sus prendas suelen ser el horterismo personificado, eso sí a su favor está que siempre se rodeé de gachises-de-buen-ver; otro de los puntales de la chulería lo ostenta el CHULITOPISCINAS, éste elemento discordante se ha pasado con la crema bronceadora y va más colorao que Rodolfo el langostino -Rody para el resto de la mariscada-, lleva engominadas hasta las cejas, no suele estar muy fornido, pero se obstina en sacar constantemente pecho. Además su juguete favorito se llama peine, pero su desorden mental le hace confundirlo con una pistola, pues lo lleva como tal en la cintura y extrañamente su bañador es dos tallas más pequeño de lo necesario -quizás querrá marcar paquete? según tengo entendido eso es perjudicial para el desarrollo de los espermatozoides, tendríamos que correr la voz, o mejor no, así se acabarán por extinguir-; a continuación llega el CHULITO PORQUE SOY MÁS GUAPO QUE UN SAN LUIS, este suele ser el mejor vestido de todos ellos, aunque su egocentrismo tira pa tras, su principal arma sexual es un espejo con el que se mira constantemente, regocijándose al tiempo que disfruta.

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