viernes, 3 de octubre de 2008

Chulos

Por David Pizarro

En este país, dado que durante muchos años hemos estado condicionados por una eterna posguerra donde la escasez alimenticia se contrarrestaba con descaro, desfachatez y pillería, abundaban, tal y como la lógica lo exige, los pillos, los listillos de tres al cuarto y los pedigüeños de pacotilla. De un tiempo para acá, cuando la situación económica del país se ha normalizado y el hombre a pie no tiene que luchar con tanta braveza para ganarse las garrofas, los
estereotipos de individuo han ido mutando. De entre estas nuevas generaciones, posiblemente el más sugerente a la vez que llamativo sea el chulo. Su diversidad es incalculable, pues popularmente se dice que hay un chulo en cada barrio. Aun así, recientes estudios fidedignos los ubican en cada hogar. De entre toda esta aglomeración es labor mía destacar a los más significativos, extendidos y popularizados. El primero de todos es EL CHULETA DE CERDO: es fácil reconocerlo pues apenas se lava y su vestimenta es estilo albañil, o sea camiseta blanca de tirantes, con manchas de sudor y palillo en la boca. Además, se rige al compás de los piropos malsonantes del estilo, oye gachí estas tan wena que te comería la regla a cucharás; el segundo en discordia es el CHULOPUTAS, sus prendas suelen ser el horterismo personificado, eso sí a su favor está que siempre se rodeé de gachises-de-buen-ver; otro de los puntales de la chulería lo ostenta el CHULITOPISCINAS, éste elemento discordante se ha pasado con la crema bronceadora y va más colorao que Rodolfo el langostino -Rody para el resto de la mariscada-, lleva engominadas hasta las cejas, no suele estar muy fornido, pero se obstina en sacar constantemente pecho. Además su juguete favorito se llama peine, pero su desorden mental le hace confundirlo con una pistola, pues lo lleva como tal en la cintura y extrañamente su bañador es dos tallas más pequeño de lo necesario -quizás querrá marcar paquete? según tengo entendido eso es perjudicial para el desarrollo de los espermatozoides, tendríamos que correr la voz, o mejor no, así se acabarán por extinguir-; a continuación llega el CHULITO PORQUE SOY MÁS GUAPO QUE UN SAN LUIS, este suele ser el mejor vestido de todos ellos, aunque su egocentrismo tira pa tras, su principal arma sexual es un espejo con el que se mira constantemente, regocijándose al tiempo que disfruta. Su voz es sosegada, mas diría yo, tenue y parece más sarasa que el melenas de los Lokomia elevado al infinito por el McNamara de los wevos; consecutivamente y por verbigracia televisiva está el CHULO GH, un chulo de feria barata como cualquier otro, pero que últimamente se deja ver más. Su frase favorita -amén de la única completa que sabe articular- es pa-chulo-chulo-mi-pirulo, su complexión es raquítica -170 cm por 40 kg- perfectamente se podría confundir -si no fuera por la pigmentación de su piel- con algún aborigen de una extraña tribu africana. De todos modos, no deja de ser un poligonero de calzoncillos sueltos, con hulahops en las orejas -los cuales le otorgan cierta similitud con Dumbo- y articula su cuerpo a ritmo de bakalao empastillao. Sencillamente el más entrañable de todos; y por último está el CHULO CHAPERO, que no se debe confundir con el CHULO CHAPISTA, aunque por pura estadística debe haber algún chapista chapero, este engendro suele codearse con la créme de la créme de Sitges, o sea gays gordinflones y sin dientes que tras babearte te sueltan de mala gana un sucio y pringoso billete de veinte euros. Sencillamente a tener en cuenta.

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