
Noche de miedo (1985) es una de esas joyas de culto ochentenas del terror de serie B que siempre se recuerdan con agrado. Dirigida por Tom Holland, todo un artesano responsable de Muñeco Diabólico o Thinner: Maleficio, conjugaba perfectamente terror y comedia juvenil de forma fresca y divertida. Su inesperado remake, ahora en el 2001, con un más aún inesperado Colin Farrell como el vecino vampiro Jerry es toda una gozada. No diremos que es mejor que el original porque esa magia que desprendía aquel, junto a su música y sus momentos de terror, es difícil de igualar en estos tiempos, no en vano cuando vi de pequeño aquel clásico por mucho que fuera una comedia de terror no impidió acojonarme en más de una escena, pero está a su altura y resulta tan simpático como aquel. En esta nueva versión tenemos a un excelente Colin Farrell que recupera el papel de seductor chupasangres que en su día interpretó Chris Sarandon (que aquí tiene un cameo mortal en la terrorífica escena de la carretera). Aquí el actor irlandés está más divertido que nunca y se lo pasa pipa, no en vano es un absoluto fan y defensor de la original como ha declarado en alguna entrevista, y eso se nota en cada escena en la que sale, aportando personalidad al personaje. La dirección de Craig Gillespie, director de la Indie Lars y una chica de verdad, es adecuada y respeta a la antigua en cada plano, ajustándose muy bien a un presupuesto que ni de lejos es el de porquerías para teens aburridos como las secuelas de Crepúsculo. Es una hábil mezcla de horror y comedia negra en el que se recuperan también los vampiros con la boca de tiburón. Los maquillajes de la KNB resultan como siempre excelentes y tiene influencias de la serie True Blood o del Vampiros de John Carpenter (ver la escena final en el oculto sótano con los víctimas vampirizadas saliendo de la arena o el aspecto en la misma escena de David Tenant, el ocultista Peter Vincent, sucio y encuerado como el James Woods de aquel film). Todo un festín para el aficionado que recupera el mejor cine de vampiros perdido por culpa de la citada saga de la pedante y ñoña Stephenie Meyer, y el mejor de los últimos años junto a Stake Land (2010), aún inédito aquí en España, y a recuperar aunque sea vía internet.

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