
En una escena de Apocalipse Now un soldado le decía a otro mientras sobrevolaban en helicóptero: ¿ Para qué te pones un casco en el culo? A lo que el otro le respondía: Para que no me vuelen los cojones. Creo que a Louis Leterrier le han puesto el casco en el culo demasiadas veces y estos no han sido otros que los productores o estrellas de sus films. Nunca le han dejado del todo tomar las riendas absolutas en sus películas, y eso se nota en su versión de Furia de titanes, por cuyos resultados se percibe que le hicieron un buen favor. Transpoter y Danny the dog estaban producidas por Luc Besson y eran dos productos de acción, dignos, entretenidos y con mucho estilo. Se sabe que Besson suele meter bastante mano a sus producciones, a tal punto que todas parecen dirigidas por la misma persona, y creo que ahí metió bastante la zarpa. Vamos, que podría ser que las hubiera dirigido él casi por completo. Con El increíble Hulk, Edward Norton, como estrella, se encargó del montaje como ya hizo en American history X, así que mejoró seguramente todo lo rodado y montado por Leterrier. Quedó un film muy estimable.
Ahora le llega el turno a Furia de titanes, su nuevo film, el cual es un remake de aquel clásico de los ochenta, cuyas criaturas a cargo del maestro Ray Harryhausen son ya iconos del fantástico. Por su parte, la nueva versión se asemeja más a un telefilm de hazañas épicas y sabor rancia pasta italiana emitido fugazmente y por segmentos por Telecinco o Antena 3. El problema es que vamos al cine a verlo y pagamos entrada. De haber sido gratis, quizás nos lo habríamos pasado bien, pero decepciona bastante meterse en una sala y encontrarnos con esto. Lo que podría haber sido como mínimo un entretenido film de aventuras mitológicas acaba siendo este arítmico pastiche el cual entremezcla de manera dispar Gladiator (2000), la trilogía de El señor de los anillos (2001-2004), El laberinto del fauno (2006), 300 (2006) e, incluso, Avatar (2010) -esta última protagonizada por el mismo Sam Norrington-, con la base argumental del film original de Desmond Davis. Empero, la magia de aquellas criaturas queda pisoteada por unos efectos especiales por ordenador, los cuales parecen salidos de un videojuego de tercera fila. De los actores, los dos profesionales y veteranos Liam Neeson y Ralph Fiennes, mejor no hablar, pues parece que se crean estar en alguna parodia al estilo Scary Movie. Sus trajes y caracterizaciones tampoco ayudan mucho a que parezcan más creíbles. Y es que es sumamente dudoso que los films más logrados de Leterrier estén íntegramente dirigidos por él, sobre todo al compararlos con su nuevo film, el cual se le queda bastante grande como remake de un clásico de la fantasía popular. Además, aunque carece, cosa lógica por otro lado, del talento de un Ridley Scott o un Zack Snyder, tampoco es don el suyo el lograr con un escaso presupuesto obras donde la creatividad y la rentabilidad de los exiguos medios prevalezcan por encima del resultante, como bien pudieran hacer John Carpenter o J.A. Bayona. De todas maneras, quedan escenas salvables y divertidas como las de la Medusa convirtiendo en estatuas de piedra a los ayudantes de Perseo, o la batalla de éste contra el Kraken, volando por los cielos con Pegaso. Pero eso en casi dos horas no es decir mucho.
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