viernes, 13 de febrero de 2009

Viernes 13 (2009)



Nadie creería, viendo hace años "Armageddon" (1998) o "Pearl Harbor" (2001), que a su realizador, el odiado por muchos conservadores del cine y admirado por los defensores del puro espectáculo comercial y palomitero, Michael Bay, le daría a mediados del milenio por acometer un revival de los clásicos de terror más célebres y revolucionarios de los setenta y ochenta. Siempre en tareas de productor, fue el responsable de "La morada del miedo"(2005), nueva versión de "Terror en Amityville"(1979)que superaba al original de Stuart Rosenberg, "Carretera al infierno"(2006), divertidísimo lavado de cara al film del mismo nombre que protagonizó en 1986 un inolvidable Rutger Hauer, o del excelente remake de "La matanza de Texas"(1974), el clásico de Tobe Hopper que dirigió Marcus Nispel en el 2004.

Con este último ha vuelto a contar el director de "Transformers" (2007) para el remake de una saga de culto entre todo aficionado al slasher como "Viernes 13". Después de contemplar aquella personal y rabiosa versión que sirvió el realizador alemán sobre Leatherface, había muchos puntos a favor, pero ahora podemos decir...¿Para qué? Habría sido de agradecer una nueva mirada sobre Jason y Crystal Lake, algo como lo que hicieron Alexandre Aja con "Las colinas tienen ojos"(2006) o Rob Zombie con su "Halloween" (2007), pero Nispel se ha limitado a malcopiar estética, atmósfera, y ritmo de las dos - y mejores- primeras secuelas dirigidas por Steve Minner. Y es que el filme arranca donde acababa el primer capítulo, dirigido por Sean S. Cuningham, y su violento y brutal prólogo promete, pero todo queda en agua de borrajas, en un insustancial y monótono recuento de muertes y sustos fáciles donde ni los desnudos femeninos gratuitos, ni los asesinatos brillan como lo hacían en las entregas ochenteras, donde los desmembramientos y machetazos creados por el maquillador y ex fotógrafo de la Guerra Del Vietnam, Tom Savini, que eran una de las mayores virtudes de dichos films, tenían más gracia y resultaban más horripilantes que los de esta versión donde poco se contempla gracias unas muertes mucho más lights que sorprenderán poco a cualquiera que haya visto alguna de las antiguas entregas. Por el contrario, nos queda un divertimento menor para adolescentes poco experimentados en el género que verán en esta un Orson Welles si la comparan con basuras como "Una noche para morir" (2008) , pero para otros poco merecedor como para pagar una carísima entrada y verla en cine, aunque revisándola dentro de unos años en televisión o bajándola de la mula hasta podrá tener su gracia.




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