
Era claramente necesaria una ruptura definitiva entre Guy Ritchie y Madonna para que se le fuera la negra a este otrora brillante director inglés y últimamente perdido entre revistas de corazón y exigencias de una diva venida a menos. Recordemos que desde que ésta le dio un morreo a Britney en una gala de Mtv, la niña pija del pop se convirtió en una fiestera ninfómana y yonki con sobrepeso. Ahora que esta niñata malcriada se ha curado, también Ritchie vuelve a ser el mismo, no solo eso,después de su discutido "Revólver" (2005), un buen intento de venganzas y casinos que no acababa de cuajar, ha vuelto a parir una excelente película de mafias, humor negro, imágenes videocliperas y situaciones disparatadas, tanto como a él le gustan y en la línea y estilo de sus primeras y mejores cintas. Sería difícil superar a lo que es su obra maestra, “Snath, cerdos y diamantes” (2001), pero él tampoco lo pretende. Estamos ante un divertidísimo filme de enredos criminales, con un perfecto reparto y personajes donde deambulan gángsters, chorizos, estafadores, matones rusos inmortales, drogotas y rockstars pasados de vueltas con lápices afilados como armas. Se hecha de menos a los duros Jason Statham y Vinnie Jones, pero todo no se puede pedir. Espero ansioso su Sherlock Holmes.

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