Hablaré de este tipo como lo que es para mí, un ídolo al que siempre he tenido mucho cariño y que a pesar de lo freak que puede resultar, he seguido todos sus filmes desde los ochenta. He pasado de ver sus grandes La ley de la calle, El corazón del Angel, Nueve semanas y media, Manhattan Sur etc., a ver sus papeles menores o decandentes de los noventa- pero para mí divertidos- en Dos duros sobre ruedas, Double Team, El último forajido-uno de los mejores filmes de la carrera en decadencia del actor- , Point Blank..., o su lenta pero satisfacoria resurrección a finales de los noventa y primeros dos mil en Animal Factory, Buffalo '66, El juramento, Legítima defensa, Spun, El fuego de la venganza, Domino, o El Mexicano y Sin City, todas estas últimas mucho más que buenas películas.
Pero ahora definitivamente Mickey Rourke ha vuelto a nacer. Atrás quedan los tiempos bajos de una estrella sumida a todos los excesos posibles, problemas con la ley y estancada en papeles de segunda fila. Después de su impresionante interpretación en The Wrestler, de ser premiado con el globo de oro y posiblemente candidato a un Oscar, y quizás de ser el futuro villano en la secuela de Iron Man o formar parte del reparto en la última y esperadísima peli dirigida por Stallone,The expendables, este genial actor ha protagonizado una campaña en defensa de los animales para la organización Peta, donde aconseja castrar a tus perros y así prevenir embarazos no deseados y camadas de cachorros abandonados. Se sabe que una de las pasiones de Rourke es coleccionar perritos y tratarlos como marqueses. ¡Y está muy bien, qué leches!
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