
La escritora Anne Ricce cambió el concepto visual del vampiro en sus novelas y después en las dos películas no exentas de interés sobre Lestat, dándole un aspecto y modales más metrosexuales y afeminados de los mostrados años atrás por Bela Lugosi o Christopher Lee en sus respectivos y brillantes Dráculas. Quizás esté haciendo daño la imagen de chupasangres que la autora imprimió en sus libros, sobre todo a las nuevas generaciones de realizadores . Como a Catherine Hardwicke, la firmante de este Crepúsculo, timo bostezante no apto ni para una tarde de domingo resacosa. Nos quieren mal vender esta fotonovela de chicos guapos depilados, ñoños y moñas con aspecto entre Backstreet Gays -Perdón, quise decir Boys- y el cantante de Hym como si de una trilogía de vampiros se tratase. Y de vampiros tiene lo que tiene una hamburguesa del Mc Donalds. Muy bonito por fuera pero mierda por dentro. No hay colmillos, no hay sangre, sólo adolescentes que parecen haber salido de “Física o química” en una versión sana y aburrida de “Romeo y Julieta” disfrazada de una estética gótica que acaba resultando una melosa, bochornosa e impersonal niñatada MTV mil veces vista más parecida a “Buffy, caza vampiros“ versión Emo que a joyas como "Jóvenes ocultos", de la que solo se salva esa potente escena muy a lo Matrix del partido de baseball entre los integrantes de la familia que no ha salido aún del armario-quién sabe si en la segunda parte se deciden-. Da pena que esté realizada por la misma directora de la muy sorprendente “Thirteen”. Y no me valen rollos machistas de que es así de gay y de edulcorada porque está dirigida por una mujer, no, Kathryn Bigelow concibió una obra maestra del cine de vampiros, “Los viajeros de la noche”, donde no faltaba tensión, sangre, violencia y buenas actuaciones. Cosas de la que este truño basado en una novela muy de moda seguramente muy bochornosa de una tal Stephenie Meyers,que nunca leeré, carece del todo. Eso sí, su puesta en escena es elegante y sus paisajes y fotografías muy bonitos...Pero no queríamos ver “Orgullo y prejuicio” por segunda vez. Seguro que a más de una quinceañera pija de Superpop le gusta, pero ellas no tiene muy buen criterio cinematográfico, que se queden con “Gran Hermano” que la Milá tiene más aspecto de vampiro y da más miedo que estos sarasas con ojos de fumetas. Pensar que habrá dos como esta da mucha grima.
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