domingo, 5 de febrero de 2012

Sherlock Holmes: Juego de sombras

Nada que objetar sobre el Moriarty interpretado brillantemente por Jared Harris-hijo de Richard Harris-. Recrea a un excelente villano, con mucha clase, cabroncete, inteligente, maléfico, elegante y que mantiene su compostura y su media sonrisa hasta en el peor de los casos. Pero muchos nos hemos quedado con ganas de ver que habría sido del personaje interpretado por Brad Pitt- que logró uno de sus personajes más divertidos dirigido por Guy Ritchie en Snatch-inicialmente previsto para un cameo del villano en el primer Sherlock, o Daniel Day Lewis, que seguramente habría hecho una interpretación magistral. En esta secuela de Sherlock Holmes ya sabemos con que nos vamos a encontrar: Más acción, más espectacularidad y todo en mayores dosis. Y así es, como en la primera entrega, poco encontramos de los clásicos del escritor escocés Arthur Conan Doyle, y mucho de Ritchie: Gitanos caricaturescos, combates cuerpo a cuerpo, dirección trepidante, imágenes videocliperas y mucha diversión. Aquí tanto Sherlock- Robert Downey Jr.- como su fiel Sancho Panza, Dr Holmes –interpretado con brillantez por un desatado y divertidísmo Jude Law- son dos bribones del estilo de Butch Cassidy y Sundance Kid de Dos hombres y un destino- incluido mucho más ambiente de western- y además se acentúa la tremenda adicción del detective por las sustancias ilegales-, las escenas de combates –por momentos, Downey Jr. Parece más bien un Jason Statham con pelo- y las escenas espectaculares, con la impresionante pelea en un tren o la deslumbrante batalla en el bosque, dignas del mejor Spielberg de Indiana Jones o Salvad al soldado Ryan. Lo que menos funciona aquí son las partes de la investigación, que ralentizan la trama y no aportan si no confusión, dilatando en demasía el tercer acto. Pero todo ello es perdonado por la solvente dirección de Ritchie y la química de sus dos protagonistas. Sobre Naomy Rapace, el descubrimiento de Millenium-la sueca-ni fú, ni fá...

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