domingo, 14 de junio de 2009

El corazón del ángel

Por Santi Martí

No todos somos baptistas aquí en el sur. Esta frase de un viejo guitarrita de blues de Nueva Orleans a un condenado Mickey Rourke se convirtió en un enigma metafísico para mi mente adolescente. Me obsesioné con la peli, la vi quince veces en el cine, escuché su soberbia banda sonora infinitud de veces, me vestía como el protagonista, fumaba Camel sin filtro, me empollé todas las sectas Evangélicas del Deep South y la naturaleza del vudú y la santería, estaba dispuesto a condenar mi alma por Lisa Bonet: Una virginal hija de Bill Cosby echando uno de los polvos mas salvajes de la historia del cine, hasta sudé todo aquel invierno mientras creía que Barcelona era el infierno en la tierra … ¿Qué tenía aquella peli tan especial? La crítica la menospreció: Una gansada mas del burro de Alan Parker, ese que solo sabe hacer videoclips. Incluso despreciaron su siguiente filme: Arde Missisipi (1988), una obra maestra que forma un perfecto díptico con esta al ser el mejor reflejo de ese profundo ser torturado por el Klan, la religión y unos odios e incultura que vienen de muy antiguo. Puede hacerse una sesión doble. Pero para explicar mi delirante obsesión con Angel Heart (1987) debería sincerar ciertas manías que me acompañaban. Ustedes verán, durante años me prepararon para ser sacerdote, me ponían excelentes en religión y los hermanos Escolapios me trataban como alguien especial, creía en Dios y en Jesús como mi salvador y quería ser misionero en África. Y descubrí el alcohol, las drogas y las chicas. Estas últimas en un alegre burdel también frecuentado por hermanos … Resultado: Expulsión y repetir curso. Cuando vi la película me vi reflejado en Rourke hasta el punto de creer que yo era el sosías suyo y pasar dos años viendo señales innegables de mi condenación eterna. Perdonen el rollo pero la peli está muy bien y sigue de lo mas vigente.

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