Por Santi Martí
El otro día me guaseaba de Nicolas Cage por gafe pero ya señalaba
que había alguien que le superaba en el ranking de cenizos: Mickey Rourke. Y la
verdad es que empezó su carrera impecablemente con un pequeño papel en “La
puerta del cielo” de Michael Cimino para luego interpretar magistralmente al
mítico chico de la moto en “La ley de la calle” de Francis Ford Coppola. Luego
hizo “Nueve semanas y media”, megabodrio del inclito Adrian Line para después
protagonizar otra de Cimino: “Manhattan Sur”, “Year of the dragon” en su versión
original, con guión de Oliver Stone. Después hizo “El corazón del angel” que
fue un punto de inflexión en su carrera y que me afectó tanto que hay un epílogo
especial sobre mi relación con dicha película. Tras esta parece que se le fue
la olla y se metió en proyectos europeos apestosos de arte y ensayo y mierda
como “Francesco” sobre la vida se San Francisco de Asis de Liliana Cavani. Después
de eso, nada, el vacío más absoluto. Yo tengo la teoría que desarrollo en el epílogo,
que Rourke fue maldito de algún modo en el rodaje de “El corazón del angel” por
el ambiente luciferino del film y se convirtió en uno de esos ángeles caídos desde el paraíso del antiguo testamento. Y
perdió el rumbo y los papeles. Se metió a boxeador serio convirtiéndose en la
rechifla del mundillo. Todo le salía mal hasta “El luchador” de Darren Aronofsky,
película salvífica y redentora. Pero parece que esa obra maestra solo fue un
salto en el pedregoso camino y que el tío ha vuelto a su lugar de megacenizo
oficial de Hollywood. Y hay grandes enigmas como por ejemplo ¿ Porqué Terrence
Malick eliminó su escena de “La delgada línea roja”? ¿Hizo guarradas con su
mujer? Todo lleno de enigmas. Ni que una maldición vudú le persiguiese…
Hay más teorías personales que indican que Rourke quedó
maldito por “El corazón del ángel”. Ese polvo mítico con Lisa Bonet y la
influencia del mismo Lucifer lo condenaron al infierno en la tierra y él ha
hecho muy poco por redimirse. Eso sí, es su mejor peli con diferencia y la
mejor de Parker. Pero insisto que contiene una fibra sobrenatural, luciferiana,
que le afectó. No volvió a dar pie con bola en la elección de papeles y se
hundió. Y todo por mancillar a la hija de Bill Cosby, háganme caso. Fui a ver
quince veces esa peli al cine de estreno. Me afectó mucho. Me abrochaba la
camisa hasta el cuello, me compré un abrigo parecido al suyo, fumaba Camel sin
filtro, tenía el póster de la peli en la
cabecera de mi cama y escuchaba la banda sonora sin parar. Sudaba en pleno
invierno. En serio, esa obra maestra tocó fibras muy dentro de mí con su cacao
de muchas religiones pero sobre todo la católica, lucifer pertenece a ella. Y
con una Lisa Bonet de la que me enamoré y cuyo polvo gore me dejaba siempre
agarrotado en la butaca. Me veía maldito como Mickey. Y lo estaba.
Por Daniel Patón
A Mickey Rourke no hay nadie que lo defienda más que yo. Es uno de mis actores favoritos desde que de pequeño comencé a descubrir el cine en Tve2 y “La ley de la calle” o “El corazón del ángel” siempre formarán parte de mis películas favoritas. Inolvidables son sus recreaciones del chico de la moto o Harry Angel en la de Parker, sin olvidar al Stanley White, policía facha con pelo blanco en “Manhattan Sur”, incluso me parece una interpretación memorable su don Juan de “Nueve semanas y media”, y lo mejor de la blanda peli. Pero el que era considerado por muchos el nuevo Marlon Brando, se dejó. Las drogas, el alcohol, el bottox, el boxeo, supuestas acusaciones de malos tratos y la mala elección de papeles lo dejaron en el olvido, y acabó llegando al infierno de los olvidados de Hollywood: Los 90 y la serie B de videoclub o el cine de acción de consumo rápido: (excepto algún buen film como “Arenas blancas” de Roger Dolandson”) En la divertidísima “Dos duros sobre ruedas” se codeó con Un don Johnson perdido entre Harleys, tiros y guión ausente. Secuelas infames que explotaban su personaje en la erótica “Nueve semanas y media”, o villanos de lujo acompañando a actioners como Van Damme o Sylvester Stallone, sin olvidar sus intervenciones en programas basura como “Sorpresa, sorpresa”, donde siempre será recordado su colocón y sus cachetazos en el culo a Isabel Gemio. Era más famoso por sus operaciones faciales frankenstenianas, estiramientos de piel, bottox, fotos resacosas o paseando a su perrito con vestimentas imposibles en revistas del corazón. Amigos del actor, como Robert Rodriguez, Tony Scott, Steve Buscemi, Stallone o Coppola lo han ido sacando del fango, pero el proceso ha sido lento, hasta que llegó la magnífica “Sin City” (2005), de Rodriguez, y empezó a ganar popularidad. En 2008 protagoniza “El luchador” de Aronofsky y le nominan al Oscar, pero se lo arrebata-injustamente- Sean Penn. Su amigo Robert Downey Jr. lo quiere para su “Iron Man 2” y lo exige como villano de lujo, llegando a ser lo mejor de la película. Sale en “Los mercenarios”, de su amigo Stallone, en “Inmortals” de Tarsem Singh y parece que todo va genial, buenas películas y papeles jugosos, pero no…

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